domingo, 20 de septiembre de 2009

Gracias Laura, una ternura!

Les envío, siguiendo las instrucciones de No Culpen al Chancho, fotos de mis gatitos. Titus, el negro, y llamado así por haber coincidido su aparición con la peli Gladiador, lo que me puso en un período romano para la elección de nombres; y Marina, la siamesa, que me dejó el 8/3 de este año, después de haberme acompañado durante casi 14 años.
Ambos fueron, en su juventud, claros exponentes de la frase "lo que trajo el gato".
Me pasé AÑOS sacándoles palomas de la boca, o cuando, llegando tarde, me encontraba con una explosión de plumas por toda la casa, o con alguna rata descabezada, sin que encontrara jamás la cabeza faltante. Esto último provocaba que tuviera pesadillas con pequeñas calaveras durante semanas.
Todo el producto de sus cacerías, me lo ponían invariablemente en la cama, sobre la almohada. Esto hacía que el pretender irme a dormir una siesta, pudiera transformarse en un real disgusto. Según un amigo australiano -que, aparte, insistía en que los gatos hablan y entienden inglés- ellos querían colaborar con la canasta familiar.
Le dije a mi amigo australiano que nos gatos no hablan inglés, ni ningún idioma, porque les dije hasta en arameo, que mi sueldo alcanzaba para la manutención de todos, y que se dejaran de jorobar, sin ningún éxito.
Siempre tuve perros y gatos.
Mi perra casi-doberman, Pamela, adoptó y amamantó a Marina toda su vida, y se quedaba aullando en el patio a la noche, cuando la michichusa salía a atorrantear, lo que hacía bastante a menudo.
En las fotos, están con mi perra Gavina, una Rhodesian Ridgeback. Es una raza de origen africano, con mucha fama de guardianes-asesinos, justo lo que necesitaba, ya que me fui a vivir al campo; pero mis perros -está visto- vinieron con la fama, y se echaron a dormir. Mis gatos siempre han sido más peligrosos que mis perros.
Les dejos saluditos y congratulaciones por el blog, que está bárbaro.
Y gracias al amigo No Culpen al Chancho, que me lo hizo conocer.
Laura Tasada.-